¿Es un coche? ¿Es una forma de arte? No; es un coche que es arte en sí mismo. El mayor fabricante de automóviles del mundo, Toyota, ha utilizado una forma de 3DCG (diseño gráfico por ordenador en 3 dimensiones), conocido como “reflection mapping”, para mostrar su Mirror Harrier, un coche con una carrocería que asemeja un espejo. El Harrier, que no es más que una plataforma Lexus RX, el SUV crossover de la compañía para el segmento de lujo, trata de aproximar el aspecto de una superficie reflectante a través de una imagen de textura computerizada. La textura se utiliza para almacenar la imagen del entorno que rodea el objeto y ahora Toyota ha demostrado con éxito que se pueden crear estas superficies para que funcionen de recubrimientos de carrocerías, que reflejen la luz como si fueran un espejo.
Pero, ¿cómo se consigue que un coche refleje estas imágenes? Para ello, los diseñadores han recubierto el exterior del automóvil con una película plástica de propiedades ópticas y han colocado al Harrier bajo una cúpula esférica de 11 metros de diámetro. Este espacio reducido hace que sea más fácil que las imágenes de mundos virtuales que emanan de un proyector reboten para que sean reflejadas por la carrocería, fusionando en pocas palabras la tecnología automotriz más ingeniosa y el arte digital más puntero.